La foto

(según Wikipedia) La palabra fuga puede referirse a:

salida de gas o líquido por un orificio o por una abertura producidos accidentalmente; evasión, acción mediante el cual un detenido se libra de la vigilancia a la que está sometido; procedimiento de construcción musical o forma musical; filme chileno realizado el año 2006; banda de rock española; punto de fuga, sistema de proyección cónica; También es el apellido de las siguientes personas: Ferdinando Fuga, arquitecto italiano (Florencia, 1699 - Roma, 1781).

La foto: fuga en la Doble Frías (Santiago del Estero) 1972. Ismael Torres, Osvaldo Benvenuti (quienes a partir de la 2ª etapa decidieron correr en equipo), y un tercer ciclista desconocido.

domingo, 5 de diciembre de 2010

La Fiesta Bicicletista según Randy Stollman


Hace un mes conseguí un nuevo empleo: columnista de arte y gastronomía del Iceland Review. Buen dinero, trabajo en casa.
Hace veinte días que lo detesto. Teniendo absolutamente nada que decir sobre el festival de cine francés del Reino Unido y antes de comenzar a beber para generar una historia, salí de mi casa a dar un paseo nocturno.
Atravesé corriendo y dando alaridos el túnel de Carranza (mi deporte predilecto en noches de tribulaciones) y seguí caminando para recuperar el aliento. Al llegar a Cabildo y Matienzo me llama la atención un grupo de jóvenes, o mejor dicho, sus risas y el sutil aroma de sus aguas de toilette que llegaban mezcladas a mi entrenado olfato. Al girar mi cabeza en dirección a ellos, veo cantidades siderales de bicicletas atadas en los postes, en árboles, entre sí, a las rejas de una ventana. Sospeché que debía tratarse de alguna reunión de la gente de Critical Mass. Me acerqué al empleado de seguridad. "Hoy es la fiesta de la Revista Bicicletista. Este último es el número HOT" me dice guiñándome un ojo y abriéndole la puerta a una joven con una minifalda que yo podría utilizar para colar mi café matutino.
Decido entrar. Un adolescente semidesnudo con una máscara de la Commedia dell'arte me cobra la entrada y me dice sobre su antifaz "lo hice yo, es cartapesta".
En el interior, la antigua casona desbordaba de gente de todas las edades, y el erotismo espesaba el ambiente. Pedí dos Mannhattans: uno para la sed, otro para la percha, y me adentré en el salón.
Una banda de ska cuenta cuatro y comienza una sección de vientos afiladísimos que consiguió hacerme derramar unas gotas de cocktail en mi camisa de lino. Un grupo de chicas y muchachos comenzaron a dar rítmicos saltitos a mi alrededor. Decidí relajarme y dejarme rozar por sus cuerpos. A los pocos segundos mi erección era indisimulable, pero no me importó.
Siento una mano en mi hombro. Me doy vuelta y mis ojos se encuentran con los de una joven de una belleza inclasificable. "Te dejo una" dice, y me da un pequeño ejemplar de la Revista Bicicletista. Los ojos celestes dejan de mirarme. La muchacha se aleja. Pelo cortísimo y platinado. Blusa que deja ver su espalda completa. Gira y me sonríe. Tiene purpurina en el cuello. Agarro los hielos de mi vaso y en un solo movimiento los lanzo dentro de mi slip y me agarro fuerte la bragueta del pantalón. Ahogo un grito y corro escaleras arriba hacia la terraza. Pido otro Mannhattan y respiro. Comienzo a leer la revista más para tranquilizarme que porque me interesara. Me sentí atrapado desde la nota de su editor/a, Manu Donnet: guarradas, ironía, erotismo, humor, bicicletismo. Todo eso con la frescura y el desparpajo propio del formato fanzine. No podía parar de leer, de reír, de asombrarme, de rodar por el suelo de la terraza con mi miembro aún turgente. Lejos de serenarme, la revista me excitó todavía más. Noté que un grupo de turistas me estaban tomando fotos con sus celulares. Bailándoles erótica y frenéticamente, me bajé el pantalón y les mostré el culo (vino a mi cabeza la última vez que le había mostrado el culo a alguien con tanta vehemencia: Lisboa, 1974, a un grupo de la P.I.D.E. mientras me lo fustigaba con un clavel). Comencé a arrojar granadina a todos los presentes. Aparece el adolescente de la careta. Le largo un chorro del líquido rojo en la cara y le doy un beso. Entre tanto, la terraza se había convertido en una bacanal: grupos fornicando, gente bailando, representando obras de teatro, el bartender mojando a todos con agua tónica mientras recita la Saga de Gautrek en nórdico antiguo.
Tomo por los hombros al muchacho, que estaba teniendo problemas para alcanzar mi pene con su boca debido a la enorme nariz de su máscara de Pantalone:
- Quiero conocer a quien sea que haya hecho esta revista.
-Está abajo. - me dice el mancebo -Pelo corto. Platinado.
Me dejo resbalar entre la gente y gano la escalera. El panorama era idéntico en todo el local. Aunque sin pantalones, yo era la única persona de la reunión que no estaba conectada físicamente con otra. Veo la melena rubia en un tumulto. Le quito a un colombiano que estaba adherido a su pierna derecha y a dos gemelas laosianas que no paraban de mover sus lenguas como poseídas.
- ¿Eres la creadora de esta revista?
- Si, ¿por?
- ¡Te deseo!
La muchacha comenzó a reír estruendosamente mientras el mulato le hablaba al oído sonriendo y las gemelas empezaban a chuparle el codo.
Corro hacia la salida. Veo una Aurorita atada a un poste con una herradura. La abro fácilmente usando mi birome Bic. Comienzo a pedalear con desesperación.
Llego a mi departamento y lo primero que hago es marcar el número de teléfono de mi editor en Reykjavik.
A las 7:14am, hora islandesa, renuncio a mi columna semanal en el Iceland Review.
Manuela Donnet, y Revista Bicicletista: gracias.

Randy Stollman.

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